

Tradición y compromiso familiar
Aunque hoy muchas empresas de alimentos sustituyen las materias primas naturales por químicos, emulsionantes, colorantes o saborizantes, o ingredientes que aceleren los procesos productivos, la familia Bianchi se ha negado a hacerlo. La razón, dicen, es mantener su compromiso de ofrecer jamones ahumados de primera calidad.
“El humo penetra en todo el producto y no es un agregado final. Eso lo convierte en un condimento más”.
La historia comenzó cuando a fines del año 2000 un horno de ahumado llegó a manos del fundador, Raúl Bianchi, y comenzaron a probar el ahumar en frío carnes de distintas especies, desde ciervos hasta ñandúes. A partir de entonces fueron perfeccionando sus productos y las fórmulas para el curado y ahumado.
Poco a poco se fueron dando a conocer. Su principal comunicador fue el boca a boca. “Es un poco más lento, pero muy efectivo”, dicen. Uno de sus mayores anhelos es poder trascender fronteras y dar a conocer sus productos, por eso su primera aproximación a Chile fue en 2010, pero desde el 2022 volvieron con más fuerza a presentar sus productos.
“Estamos en constante desarrollo de productos y mejoras en la producción, y eso nos hace un emprendimiento activo”.
Para el nombre se inspiraron en las tierras que habitan los animales que utilizan. “Fue un consenso familiar. Nuestros productos vienen de animales de cacería (solo de nombre, ya que nosotros trabajamos con animales de criadero) que habitan en montes, y finalmente ellos son el secreto del sabor de nuestros productos”.
¿Qué hace de Secretos del Monte una marca especial? Para los Bianchi, es la calidad sostenida en el tiempo, basada en la materia prima y en el ahumado en frío. “En ese proceso el humo es un condimento más, ya que penetra en todo el producto y no es un agregado final. El resultado nos encanta. Tratamos de llevar momentos de encuentro, amistad y familia alrededor de productos diferentes y de altísima calidad”.