“Nos consideramos una experiencia completa y trascendental. No somos un producto, somos una oda al autocuidado, queremos ser el regalo perfecto, ya sea para ti o para esa persona especial”. Emilia Maturana, creadora de La Boheme.
Una experiencia sensorial
“Siempre he sentido full conexión con las piedras. Cuando era muy niña, durante un viaje, entré a una tienda donde vendían piedras. Recuerdo haberlas agarrado con las manos y de verdad haber sentido que me traspasaban sus poderes. Quedé fascinada leyendo las propiedades de cada una”, recuerda Emilia Maturana (31 años), quien estudió ingeniera comercial y, posteriormente, diseño de interiores.
“Y después de que nació mi gordo chico quise emprender y uní mi pasión por las piedras con la idea de los elementos del fuego y la tierra. Así nació La Boheme. Nuestro primer producto fueron las velas”, dice.
“Hago atenciones superpersonalizadas. A veces me llegan personas que quieren comprarle un regalo a alguien que está enfermo o que está pasando por una situación especial”, cuenta Emilia.
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Son velas aromáticas con piedras naturales y cristales incrustados, elaboradas con cera 100% orgánica de soja, hechas a mano y con mecha 100% de madera. Una de ellas es la vela cuarzo rosado, considerada la piedra del amor y de la paz, que invoca autoestima y libera las penas y emociones no expresadas.
“Yo vendo mucho más que una vela. Hago atenciones superpersonalizadas. Por ejemplo, a veces me llegan personas que quieren comprarle un regalo a alguien que está enfermo o que está pasando por una situación especial, y es rico para el que compra recibir asesoría. Y todo va hecho con mucho amor y con mucho detalle. No es necesario que me digan que es para regalo, porque yo me preocupo de que cada vela o difusor que sale de mi tienda vaya empacado como regalo”, explica.
Estuvo cerca de 8 meses haciendo pruebas con distintos proveedores y materiales para llegar a un producto de gran calidad, dice. “En un principio partí haciéndolas yo en mi cocina; mi marido me quería ‘matar’. Me tomaba la cocina y el comedor. Estuve un año así y fue una locura. Pero empezamos a crecer y ahora tengo a una persona, la Marisel, que es lo máximo, que me ayuda. Tenemos el taller en La Florida, en su casa, y funciona súper”, cuenta esta emprendedora que hoy también vende posavasos de piedra de ágata y difusores.
“Creemos en el poder de las piedras y los aromas que transportan. Nos consideramos una experiencia completa y trascendental”.
“Creemos en el poder de las piedras y los aromas que transportan. Nos consideramos una experiencia completa y trascendental. No somos un producto, somos una oda al autocuidado; queremos ser el regalo perfecto, ya sea para ti o para esa persona especial”, comenta.
Y cuenta qué es lo que la motiva día a día: “Mi hijo, un gordo delicioso que ya tiene 3 años, es un gran motor que me hizo emprender para tener tiempo para dedicarle a él. Hoy me veo haciendo lo que me gusta, manejando mi tiempo; creo que esto es un buen ejemplo para él, y eso me pone muy contenta”.