Decir que a Cristóbal Harseim le gusta el gin es impreciso. Porque no es que le guste, sino que le encanta, le fascina. Tanto así que, durante el confinamiento por pandemia, se compró un alambique y empezó a hacer pruebas y a destilar. Incluso tomó un curso. El objetivo era producir gin sólo para él, para su consumo personal.
Hizo varias pruebas con diferentes recetas y se las dio a probar a sus conocidos, quienes empezaron a pedirle que les vendiera. En ese momento él, chef de profesión, era el gerente de operaciones del casino de una clínica, y, como podía tenía permiso para salir, aprovechaba de ir a dejarles a sus amigos unos frasquitos con números. Hizo 16 pruebas, pero la receta número 9 fue la que tuvo más éxito, por eso la empresa se llama Noveno Gin. Y si bien al principio tuvo como socio a un gran amigo, continuó solo el emprendimiento, y hoy su partner comercial es su esposa, Catalina Aylwin.
De las 16 pruebas que hizo con su gin, la número 9 fue la que más gustó y de ahí salió la idea de baitizarlo con ese nombre: Noveno Gin.
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Su primera partida fue de 75 litros y se vendieron de inmediato. “La segunda fue de 470 litros y tuvimos que mandar a hacerlas afuera, porque no teníamos la capacidad. La vendimos en dos semanas”. En enero de 2021 decidió fundar la empresa y dedicarse de lleno a ella.
“Más que un gin clásico, es un gin de autor, contemporáneo, no busca ser pretencioso, sino agradable, aromático, fácil de tomar y cocteleable. Es un gin premium destilado en alambique de cobre. A diferencia de otros gin, se caracteriza por tener una presencia bien importante de mandarina y cardamomo. Casi todos tienen cardamomo, pero en este se siente bien fuerte. Fuimos de los primeros en incorporar cáscara de mandarina, la mayoría incorpora naranja, limón, eso es lo clásico”, dice.
Cuenta que hoy es más feliz que antes, porque puede manejar mejor sus tiempos y porque ha logrado convertir a Noveno Gin en un negocio donde hoy trabajan 6 personas. Actualmente produce en una destilería donde él lleva su fórmula secreta metida dentro de un canasto.
La botella recuerda los frascos de las antiguas boticas. Todo un símbolo si consideramos que en el siglo XVI la ginebra se consideraba un remedio para limpiar la sangre.
Vende entre 700 y 800 botellas mensuales y está trabajando para exportar próximamente. Una producción que seguirá subiendo porque, en paralelo a Noveno Gin, acaba de sacar otra marca de gin “más económica para competir en mercado masivo con un producto de buena calidad”.
Noveno Gin es el único gin chileno en formato de litro y viene en una hermosa y retro botella growler que evoca a una botica, algo muy simbólico considerando que la ginebra nació en Países Bajos en 1550, como un remedio, un medicamento que ayudaba a limpiar toxinas en la sangre.