
El sabor de la artesanía
Las buenas historias siempre tienen un héroe. Y en este caso se trata del bisabuelo de Amando Loza, quien a fines del siglo XIX decidió instalar un negocio de embutidos y jamones en las zonas rurales de La Rioja. No era algo extraño en ese lugar, al contrario. Muchas familias elaboraban embutidos durante los inviernos para tener acceso a proteínas en las épocas más duras y sin acceso a las comodidades modernas como los refrigeradores.
La diferencia del primer charcutero Loza es que decidió que su apuesta sería por la calidad, seleccionando las materias primas y cuidando los procesos de elaboración. Desde sus inicios, la fábrica mantiene una premisa fundamental: ofrecer productos de máxima categoría, elaborados según las tradiciones ancestrales. «Un chorizo puede durar un año o más. Y eso es porque los productos están hechos a la antigua usanza. En la elaboración de algunas variedades como el chorizo cular o semicular únicamente se usan ingredientes de primera factura, como carne magra, ajo y sal del Mediterráneo, sin aditivos ni colorantes artificiales que comprometan la excelencia y el sabor», afirma Joaquín Somalo, representante en Chile de la marca.
La búsqueda de la autenticidad y la preservación de las técnicas artesanales garantizan la calidad y el sabor excepcionales en los productos de Amando Loza.
La clave para lograr la calidad deseada reside, evidentemente, en la materia prima. Si bien en España existen numerosas fábricas dedicadas a la producción de charcutería, la excelencia de los productos Amando Loza se destaca en el ámbito de los productos de nivel medio y alto. En el caso del jamón ibérico auténtico, por ejemplo, este proviene de cerdos alimentados con bellotas y su precio puede ser exorbitante por lo costosa que es la crianza. Sin embargo, Amando Loza ha logrado ofrecer una alternativa de gran calidad a un precio más asequible, obteniendo la carne exclusivamente de cerdos Gran Reserva Duroc, una combinación de la raza Ibérica y un cerdo inglés de altísima categoría.
El aire seco de Los Cameros es una característica esencial para lograr el proceso de encurtido en estos embutidos.
La región de La Rioja sigue siendo el origen, como lo fue en los inicios, específicamente el pueblo de Baños de Río Tobía, cuna de los abuelos de Joaquín. “Y los embutidos se producen en la comarca de Los Cameros, ubicada en el centro sur de La Rioja, donde el aire seco es una característica esencial para lograr el proceso de encurtido deseado”, comenta.
«Sin calidad no es posible trascender», asegura Joaquín. Y eso es lo que hará que pronto veamos estas creaciones de charcutería en los restaurantes emblemáticos de cocina española. “Se corrió la voz y ya varios me han manifestado su interés en incluirlos en su carta”, confiesa.


